Un nuevo estudio publicado este mes en ScienceDirect muestra que la preocupación sobre los efectos de la exposición a la radiación electromagnética afecta negativamente la elección de coches híbridos eléctricos frente a los diésel y de gasolina, indicando a los fabricantes de automóviles y a los políticos que los usuarios están cada vez más concienciados con los niveles de radiaciones a los que se van a exponer.
Pero, ¿realmente deberíamos estar preocupados?
Para ello vamos a examinar los resultados de dos estudios.
El primero es se publicó en Int J Environ Res Public Health y caracteriza los niveles de campo magnético en 10 modelos de automóviles.
Se realizaron extensas mediciones en tres automóviles diésel, cuatro de gasolina y tres híbridos, en condiciones controladas similares.
Promediados en los cuatro asientos en diversos escenarios de conducción, los niveles fueron más bajos en los automóviles diésel, en concreto de 20 nanoteslas (0,02 μT), más altos en los de gasolina, de 40 a 50 nT (0,04-0,05 μT), y los mayores en los híbridos, de 60 a 90 nT (0,06-0,09 μT).
Los campos en los automóviles no híbridos fueron más altos en los asientos delanteros, mientras que en los automóviles híbridos fueron más altos en los asientos traseros, particularmente en el asiento trasero derecho, donde entre el 16% y el 69% de las mediciones fueron superiores a 200 nT (debido a la ubicación de la batería).
El segundo estudio se publicó en Annals of Internal Medicine y se centró en evaluar si los coches eléctricos causan interferencia electromagnética y la posterior disfunción en los marcapasos.
Los resultados de las mediciones de este segundo estudio en el interior de los vehículos mostraron que la intensidad del campo magnético durante la aceleración del vehículo se situó entre los 1.200 nanoteslas (1,2 µT) y los 103.000 nT (103 µT).
En cambio, la intensidad del campo fue mucho menor en el asiento delantero durante la carga, en concreto, de 2.000 a 3.600 nanoteslas (2 a 3,6 µT), tal y como se aprecia a continuación:
Mi experiencia personal
Aún no he realizado suficientes pruebas para obtener conclusiones válidas sobre los efectos en mi salud y acerca de los niveles de exposición en coches eléctricos o híbridos, pero sí en diferentes medios de transporte público que son de las que voy a compartir a continuación.
Por ejemplo, cuando viajo en el tren de alta velocidad (AVE) noto como se me agravan los síntomas de mi electrosensibilidad (dolor de cabeza, cansancio, taquicardias y arritmias, perdida de memoria a corto plazo, falta de concentración, acúfenos, etc.) tanto en coches casi vacíos, donde estuve expuesto principalmente a los campos magnéticos (generados por los motores, transformadores, cableados, etc. del propio tren) como en coches con muchos pasajeros algunos de los cuales estuvieron hablando por el móvil, usando el portátil, etc. (donde estuve expuesto a los campos magnéticos del tren más las emisiones de los móviles, redes WiFi, etc.).
En cuanto a los niveles de exposición que he medido, fluctúan bastante dependiendo de si el tren está acelerando, frenando o dejándose llevar, pero suelen situarse en un rango que va de 300 a 1.500 nanoteslas (0,3-1,5 μT) y por tanto, muy por encima de los límites recomendables a nivel biológico, pero dentro de lo que se considera legal.
En cuanto a los autobuses eléctricos, que sería lo más parecido en mi experiencia a viajar en el interior de un coche eléctrico en repetidas ocasiones, he tenido experiencias relativamente buenas y otras bastante negativas.
Por ejemplo, he comprobado como se agravan progresiva y notablemente los síntomas de mi electro-hipersensibilidad cuando viajo en los vehículos eléctricos de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT), como en el bus de la línea 001 (Moncloa – Atocha).
En cambio, mis síntomas son mucho más leves y llevaderos cuando viajo en los vehículos eléctricos de la línea interurbana 484 (Leganés – Oporto).
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¿Se podrían reducir los campos magnéticos en los vehículos eléctricos?
En enero de 2014, SINTEF, la organización de investigación independiente más grande de Escandinavia, propuso directrices de diseño de fabricación que podrían reducir las emisiones electromagnéticas en los vehículos eléctricos, llegando a las siguientes pautas de diseño:
1) Cables
Para cualquier cable de corriente continua que transporte una cantidad significativa de corriente, debe tener la forma de un par trenzado para que las corrientes en el par siempre fluyan en direcciones opuestas. Esto minimizará su emisión de radiaciones.
Para cables de corriente alterna trifásicos, se deben trenzar los tres cables y unirlos lo más cerca posible.
Todos los cables de alimentación deben colocarse lo más lejos posible de la zona del asiento del pasajero y su disposición no debe formar un bucle. Si la distancia del cable es inferior a 200 mm desde los asientos de los pasajeros, se deben adoptar algunas formas de blindaje.
Se recomienda una capa delgada de blindaje ferromagnético, ya que es una solución rentable para reducir las emisiones magnéticas.
2) Motores
Siempre que sea posible, el motor debe instalarse más lejos del área del asiento del pasajero y su eje de rotación no debe apuntar a la región del asiento.
La carcasa del motor debe estar bien conectada eléctricamente al chasis metálico del vehículo para minimizar cualquier potencial eléctrico.
3) Baterías
Dado que las baterías están distribuidas, las corrientes en las baterías y en los interconectores pueden convertirse en una fuente importante de emisión de campos electromagnéticos, por lo que deben colocarse lo más lejos posible de las áreas de los asientos de los pasajeros. Si la distancia entre la batería y el área del asiento del pasajero es inferior a 200 mm, se deben usar protectores de acero para separar las baterías y el área del asiento.
Hasta aquí las recomendaciones de la SINTEF, a las que me gustaría añadir una más por mi parte:
Instalación de filtros en cables, motores o inversores susceptibles de generar «electricidad sucia» en el vehículo, con el fin de reducir significativamente cualquier tipo de emisiones no deseables de armónicos de red o corrientes parásitas.