Información objetiva sobre las causas y efectos en la salud de la radiación electromagnética. Soluciones prácticas.
Electrosensibilidad
Electrosensibilidad
¿Electro… qué? ¿no ha pronunciado nunca esa palabra? ¡No es un chiste! Las personas que padecen electrosensibilidad no se están riendo. Si tiene síntomas crónicos inexplicables siga leyendo.
¿Qué es? |
crónico, dificultad para dormir…) que se activan o se intensifican al encontrarse cerca de aparatos
eléctricos, transformadores, antenas de telefonía móvil y/u otras fuentes de radiaciones. Sin embargo, la persona afectada no aparenta tener problema alguno mientras no se exponga a los campos eléctricos. Toda enfermedad recurrente que sea producida por radiaciones, y que disminuya o desaparezca cuando uno se aleja de la fuente que los genera, constituye un caso de hipersensibilidad electromagnética.
El también llamado Síndrome de las Microondas afecta sobretodo a personas con el sistema inmunitario debilitado, o en fase de desarrollo (ancianos, enfermos, niños…) aunque cualquier persona con buen estado de salud puede llegar a padecerla si su exposición a las radiaciones se hace intensa y prolongada. Cursa con síntomas de insomnio, cansancio o irritabilidad. No es mortal, aunque puede acabar degenerando en enfermedades como el cáncer así como provocar diversos trastornos neurológicos en caso de no reducirse la exposición.
Electrosensibles: cuando la tecnología enferma
De igual forma que la Sensibilidad Química Múltiple puede hacer que una persona se haga muy sensible a dosis muy pequeñas de productos químicos, los afectados por hipersensibilidad electromagnética pueden hacerse sensibles a niveles de radiaciones que normalmente, para el público en general, pasarían desapercibidos. Por otra parte, la mayoria de las personas intoxicadas por productos químicos (insecticidas, pesticidas, metales pesados, etc.) padecen de electrohipersensibilidad sin saberlo.
Hoy se sabe con certeza que los campos electromagnéticos interfieren en el funcionamiento de nuestro organismo y de todos los seres vivos. Numerosos estudios científicos lo demuestran. Por ejemplo, la alteración del ciclo de
producción de la hormona melatonina, que regula el sistema inmunitario y hormonal (estudios del profesor José Luís Bardasano, Director del Departamento de Especialidades Médicas de la Universidad de Alcalá de Henares) o de daños en el ADN que trasporta la información genética de las células (informe REFLEX, participado por investigadores de más de 12 países europeos y
financiado por la Unión Europea con más de 3 millones de euros).
Las personas hipersensibles a las radiaciones presentan síntomas característicos:
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Según las últimas estimaciones para las sociedades modernas la población electrosensible oscila ya entre el 3 y el 5%, lo que eleva a unos 13 millones el número de europeos que sufren este mal. En Suecia, primer país que aceptó la electrosensibilidad como causa de baja laboral (invalidez física), la cifra de afectados se eleva a 290.000.
Las personas que padecen hipersensibilidad a los campos electromagnéticos ven mermada enormemente su calidad de vida no sólo por sus síntomas físicos sino también por los profundos cambios emocionales que suele llevar aparejados. A esto último hay que añadir una serie de inconvenientes: por un lado, la dificultad de su diagnóstico (la mayoría de los médicos no la identifican aún en su consulta porque en nuestro país todavía no está tipificada) hace que a la persona que empieza a padecer el conjunto de síntomas se la derive de especialista en especialista. Estos errores de diagnóstico, con frecuencia agravan el síndrome, pues hacen que el sujeto permanezca expuesto largos años al agente causal y retardan el tratamiento correcto. Por otro lado, las personas con este problema comienzan a recibir la exclusión social, empezando por los familiares, amigos y después en su trabajo. Se les califica de alarmistas, vagos, hipocondríacos, inadaptados sociales… cuando en realidad lo que están padeciendo es una enfermedad orgánica que cuenta con marcadores biológicos como la melatonina, glutatión intracelular, la variabilidad del ritmo cardíaco, o el malondialdehído publicados por el Colegio de Médicos de Austria en Marzo de 2012.
Por otra parte, la vinculación de la hipersensibilidad electromagnética con los campos electromagnéticos ha sido puesta en duda por ciertas instituciones debido a que los estudios de provocación (se confronta a la persona afectada con un emisor de radiaciones) no encuentran efectos. Cabe destacar que dichos estudios tienen importantes fallos, que se podrían intentar mejorar si se tuviese en cuenta que los afectados pueden tener reacciones retardadas en el tiempo (de varios segundos, minutos, e incluso horas), así como que la duración de los síntomas tras cada exposición puede prolongarse también durante minutos, horas o incluso días. Dificultades que ya pudo constatar el doctor William J. Rea, pionero de la medicina ambiental, en su estudio con electrohipersensibles de 1991 publicado en Journal of Bioelectricity. Además, la respuesta a las radiaciones electromagnéticas es altamente individual (hay que averiguar previamente que frecuencias provocan una mayor respuesta en cada persona), y puede no ser lineal en su desarrollo.
La hipersensibilidad a las radiaciones electromagnéticas a debate en Radio Nacional de España.
En el año 2015 el oncólogo francés Dominique Belpomme y su equipo, publicaron en Reviews on nvironmental Health los resultados de un estudio con 675 personas afectadas de hipersensibilidad electromagnética, en las que pudo identificar una serie de marcadores biológicos entre los que destacan un aumento de la nitrotirosina en sangre (marcador de estrés oxidativo), histamina (indicador de respuesta inflamatoria), proteína S100B (marcador de daño cerebral y de apertura de
la barrera hematoencefálica), proteína C reactiva de alta sensibilidad (marcador de riesgo cardiovascular y enfermedad neurodegenerativa), así como una disminución en la melatonina (indicador de alteraciones en el sueño), en la vitamina D (que se asocia con alteraciones en el sistemas nervioso central e inmune), y en el flujo sanguíneo cerebral (hipoperfusión en el area capsulo-talámica). Cabe agregar que se detectaron niveles elevados de histamina, proteína S100B, y/o nitrotirosina en el 70 a 80% aprox. de los afectados de electro-hipersensibilidad. En el resto de pacientes (20 a 30% de los casos) se pudo establecer el diagnóstico mediante las alteraciones registradas en el cerebro medidas con tomosfigmografía cerebral por ultrasonidos y con ecografía doppler transcraneal.
La electrosensibilidad también se puede diagnosticar mediante técnicas por imágenes. En el estudio científico de 2017 realizado por el doctor alemán Gunnar Heuser se encontraron anomalías en los pacientes evaluados con electrosensibilidad, mediante exploraciones del cerebro por resonancia magnética funcional (RMf). En concreto, se observaron alteraciones en la red neuronal por defecto y en el flujo sangúineo cerebral. Cabe destacar que las imágenes por resonancia magnética convencional en las mismas personas no mostraron nada destacable.
Cada vez se hace más evidente que a las personas que ostentan el poder no les interesa el reconocimiento de las enfermedades que van en contra de los intereses de mercado y/o traen consigo claras responsabilidades legales (para las empresas de las telecomunicaciones y eléctricas), o que no son suficientemente fáciles y rentables (para la gran industria farmacéutica).
Todo ello a pesar de que el Parlamento Europeo a través de sus resoluciones de 2 de abril de 2009 y de 27 de Mayo de 2011, ha solicitado a todos los estados miembros que sigan el ejemplo de Suecia y reconozcan la hipersensibilidad electromagnética a fin de proporcionar una protección adecuada y garantizar la igualdad de oportunidades entre quienes la padecen.
Por otro lado, el 23 de mayo de 2011, Minerva Palomar se convertía en la primera trabajadora en España a la que un juez ha concedido “la incapacidad laboral permanente y absoluta” por síndrome de hipersensibilidad electromagnética y ambiental, dotándola con una pensión equivalente al cien por cien de su sueldo. A este caso le siguió el de Ricardo de Francisco, ingeniero de telecomunicaciones, en Julio de 2016; el de Joaquín Sanz, técnico superior de sistemas y telecomunicaciones, en Diciembre de 2018; el de un técnico en radiología de Barcelona, en Mayo de 2021; y el último, de un encargado de obra de Lérida, en 2024. En otros países también ha habido reconocimientos, como se puede ver en el apartado Voces que completan la perspectiva (páginas 51 a 141) del Documento Global de Divulgación que elaboró la profesora Mónica Mendiwelso.
Como evidencia de lo que las actuales leyes que regulan los niveles de exposición a altas y bajas frecuencias por una parte, y los medios de comunicación por otra nos ocultan, basta con leer los testimonios directos de las personas afectadas de electrosensibilidad.
Para evitar llegar a estos extremos es conveniente prevenir, y para ello (y mientras que nuestras autoridades no lo hagan) es conveniente identificar y reducir al máximo nuestra exposición en los entornos doméstico y laboral, con el fin aproximarnos tanto como sea posible al objetivo de vivir en lugares libres de contaminación electromagnética zonas blancas).
¿Qué causa la electrosensibilidad? |
Actualmente los focos más recurrentes de contaminación radioeléctrica son las antenas de telefonía móvil, a la par que los teléfonos inalámbricos y los routers WIFI instalados en el interior de las viviendas. Todos ellos emiten microondas de manera permanente (24 horas al día y 7 días/semana) alrededor de los lugares donde se instalan. Los teléfonos móviles, a diferencia de los anteriores sólo nos pueden exponer a niveles de emisión altos durante el inicio de las llamadas y a lo largo de las conversaciones.
Respecto a las estaciones base de telefonía de 2G a 5G, las personas que tienen un mayor riesgo a priori son las que están justo enfrente, pero que no se confíen los que tienen las antenas encima puesto que pueden no estar libres de posibles riesgos como lo demuestra el estudio en una vivienda del oncólogo Lennart Hardell publicado en 2022, o el de una oficina de 2023.
Ante la actual oposición generalizada de las comunidades de vecinos a instalar antenas de telefonía móvil en sus tejados, las operadoras de telecomunicaciones están buscado nuevas opciones. Una de ellas son las picoantenas. Son pequeñas y están situadas en las fachadas a la altura de la calle, a veces camufladas dentro de los rotulos luminosos de locales comerciales, que les alquilan el espacio, o mimetizadas en las paredes. Son las mismas que ya se han instalado en algunas estaciones de metro para tener cobertura tambien bajo tierra.
Con la excusa del ahorro de costes en la tarifa eléctrica tenemos un emisor más: los contadores de la luz con capacidad de telegestión (también conocidos como contadores inteligentes, o «smart-meters» en países de habla inglesa). Con ellos las compañías eléctricas están procediendo a la sustitución progresiva de los antiguos contadores analógicos. Los nuevos aparatos de medida digitales permiten la lectura a distancia de su consumo (ya no se necesitarán inspectores que vengan a leer los datos de estos a nuestro domicilio) pero para ello necesitan emitir bien mediante microondas similares a las de la telefonía móvil, de manera intermitente, o bien por campos electromagnéticos de media frecuencia que se inyectan a la red eléctrica a través del cableado ya existente. También los contadores del agua y el gas podrían ser objeto de sustitución, multiplicando los niveles de exposición a campos electromagneticos de los lugares donde los instalen. Cabe añadir que bastaría con que se enviaran los datos de nuestro consumo utilizando la red de cables de fibra óptica ya existentes en la mayoría de ciudades en lugar de hacerlo por el cableado eléctrico, para evitar totalmente los problemas descritos anteriormente.
En bajas frecuencias, las radiaciones no ionizantes con mayor riesgo potencial provienen de los centros de transformación, las subestaciones y los cables eléctricos de media y alta tensión, tanto aéreos como soterrados, o bien los que pasan pegados a las fachadas de los edificios a la altura de los primeros pisos. Si las líneas eléctricas no se apantallan con materiales de alta permeabilidad magnética o se alejan una distancia prudencial de las viviendas, se corre el riesgo de estar expuestos a niveles de campos magnéticos elevados. Con el simple soterramiento de los cables del transporte y distribución eléctrica se pueden frenar los campos eléctricos, pero en ningún caso se consigen evitar los potencialmente peligrosos campos magnéticos.
Cualquier aparato o equipo doméstico que esté en funcionamiento, como el ordenador, vitrocerámica, secador, manta eléctrica, etc. suele provocar campos elevados, que por su cercanía al usuario pueden atraer riesgos si la exposición es prolongada. Sin embargo, estos últimos se podrían desenchufar para ver desaparecer sus efectos por completo.
En ocasiones, vemos como personas que siempre han gozado de un buen estado de salud pueden llegar a enfermar por fuentes generadoras de campos electromagnéticos tales como aparatos eléctricos (radio-reloj, equipo de música, etc.) que se encuentren muy cerca de la cama. De igual forma, podremos ver que un niño que sufre de nerviosismo, insomnio y dolores de cabeza, es capaz de dormir y estar calmado, después de corregir los problemas existentes con el cableado eléctrico de las paredes de su dormitorio. Los efectos de las radiaciones son acumulativos y se pueden ver agravados si además tenemos nuestra cama situada encima de una corriente de agua subterránea, una falla geológica o un cruce de líneas de la red de Hartmann-Curry (anomalías en el campo magnético terrestre). A veces tienen que pasar años hasta aparece alguno de los síntomas mencionados. En los casos antes citados, al alejar las fuentes que producían campos electromagnéticos, al corregir el cableado eléctrico que pasa entre las paredes o al cambiar de habitación, se devolvió la salud o produjo mejoras sustanciales en la salud. ¿Eran estas personas sensibles a la electricidad? Si las fuentes generadoras de radiación no hubieran sido identificadas y no se hubiera reducido su exposición, estas personas podrían haber llegado a desarrollar una intolerancia a los campos electromagnéticos más severa y permanente.
Existen varios grados de hipersensibilidad electromagnética. Aquellas formas susceptibles de ser revertidas, son formas suaves de sensibilidad eléctrica. Cuando se ha permanecido expuesto por largo tiempo, la persona se hace muy sensible a las frecuencias iniciales (por ejemplo, de las antenas de telefonía). Posteriormente y a medida que avanza el síndrome la persona se va haciendo sensible también a otras fuentes emisoras de radiación electromagnética (como los router wifi, los ordenadores, o los motores eléctricos). El hecho de que se experimente el síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos, aunque sea sólo por un corto espacio de tiempo, debería considerarse como una señal de aviso que nos manda el cuerpo de que podría empezar a existir cierto grado de susceptibilidad crónica.
La electrohipersensibilidad (también conocida como EHS por sus siglas) puede convertirse en el eslabón perdido que explique patologías tan dispares como la fatiga crónica, fibromialgia, depresión, alzheimer, parkinson, enfermedades autoinmunes (enfermedad de Chron, esclerosis múltiple), enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cancer, y muchos otros problemas recurrentes de salud para los cuales las personas no encuentran respuesta ni alivio permanente por parte de la medicina alopática.
¿Cómo tratar la electrosensibilidad? |
El método más efectivo para mejorar la calidad de vida de los afectados consiste en evitar o reducir al máximo la exposición a cada fuente de radiación electromagnética. Para ello puede resultar de gran ayuda solicitar los servicios de un ingeniero con experiencia en contaminación electromagnética que nos haga un estudio detallado de los lugares donde dormimos, ya que es cuando nuestro cuerpo está en reposo y es más vulnerable porque se segregan una serie de sustancias vitales (melatonina) para el correcto funcionamiento del organismo que se ven alteradas si estamos sometidos a campos electromagnéticos. Así mismo conviene que se revisen y aporten soluciones eficaces para el resto de lugares de permanencia habituales dentro de la casa, así como el lugar de trabajo.
Los alimentos ricos en melatonina como las nueces, avena, arroz integral; y en triptófano (aminoácido precursor de la hormona anterior) como los plátanos, cacao, pipas de calabaza, alga espirulina, pollo o pavo, pueden ayudar a las personas sanas a prevenir los efectos nocivos de las radiofrecuencias y a los afectados de electrosensibilidad a recuperar el equilibrio perdido. De igual manera, los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 como el aceite de lino, de pescado azul (siempre que esté libre de metales); y en compuestos azufrados como el ajo, o el requesón pueden mejorarnos la circulación sanguínea y ayudar a disminuir los dolores de cabeza, problemas de hipertensión y/o pequeñas arritmias asociadas.
El extracto de papaya fermentada (Immun’Age) ha demostrado claros beneficios en el tratamiento de personas electro-hipersensibles, actuando frente al estrés oxidativo, la inflamación y la depresión del sistema inmune. Según el estudio científico encabezado por el doctor Philippe Irigaray en el año 2018, se pudo establecer objetivamente una mejoría clínica evidenciada por un descenso de marcadores como el malondialdehído, la histamina, y un aumento de la actividad de la glutation peroxidasa.
Las plantas adaptógenas pueden ayudarnos a elevar nuestro sistema inmunitario y combatir la fatiga. El reishi es, por ejemplo, un hongo muy apreciado en oriente por sus potentes efectos antitumorales, inmunomoduladores y antioxidantes. Por otra parte, la ingesta periódica de probióticos y prebióticos es fundamental para restablecer la flora intestinal dañada por los efectos de la exposición a radiaciones.
Conviene asegurarse de que no existan carencias nutricionales en la dieta. Para ello conviene suplementar con uno o varios alimentos que sean ricos en vitaminas, minerales y oligoelementos, y especialmente en el complejo de las vitaminas B (mejoran la memoria, concentración y agilidad mental). Es el caso del alga espirulina, las bayas de Goji, o los productos de las abejas (polen, jalea real, propóleo). Además deberíamos asegurarnos de tomar el sol varios minutos cada día para que nuestro cuerpo pueda generar suficiente vitamina D (fundamental para el sistema inmune y la fijación del calcio en los huesos).
Para descargarnos de las radiaciones electromagnéticas que hemos ido acumulando en nuestro cuerpo, puede ayudarnos acudir a terapias de biorresonancia como moraterapia o quantum-SCIO y repetirlas si fuese necesario, o mientras que no consigamos alejarnos de las fuentes que nos irradian en nuestro entorno.
Además podemos mejorar notablemente sintomatología asociada a la electrohipersensibilidad teniendo cerca de nuestro cuerpo algunos de los instrumentos creados por Mario Gil, como el penta o el mega-acucolgante. Se trata de generadores de ondas de forma cuyos efectos en la salud se pueden apreciar mediante analíticas celulares con microscopios de campo oscuro.
Los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio…) que se pueden acumular a lo largo de los años en nuestro cuerpo y que suelen proceder de alimentos contaminados, de las amalgamas que tengamos en la boca, de tuberías antiguas que transporten el agua que bebemos a diario, etc. y que pueden hacer que se agrave la sensibilidad a las radiaciones si no se eliminan a tiempo (baste recordar que los metales son muy buenos conductores de la electricidad). Para limpiar nuestro organismo de estos productos tóxicos va muy bien el alga chlorella, así como el ajo y el cilantro.
También puede ayudarnos a mejorar o reducir la electrosensibilidad el permanecer cerca de algunos de los cuadros del pintor metarrealista madrileño Javier Medina, cuya técnica pictórica se puede ver en el siguiente video.
La desintoxicación del organismo debe acompañarse de varias limpiezas consecutivas de cálculos en la vesícula biliar y el hígado, para evitar que sigan obstruyendo los conductos hepato-biliares, y con ello dificultando el resto de procesos regenerativos.
Algunas recomendaciones para personas electrosensibles: |
Contaminación electromagnética a raya – periódico «La Razón» (Abril de 2013)
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Además de todo esto, hay que denunciar, manifestarse, recoger firmas y exigir ya a nuestros políticos el reconocimiento por ley del potencial riesgo sanitario de los campos electromagnéticos. Las nuevas leyes deberían tener en cuenta los sectores más susceptibles de la población, como los niños, los ancianos y los enfermos así como estar en consonancia con los estudios científicos más actuales y objetivos. Dichos estudios, como los recogidos en el Informe BioIniciativa, recomiendan adoptar límites de exposición en función de los efectos que puedan tener las radiaciones sobre las personas a medio y largo plazo. Como mínimo e inicialmente, habría que tomar ejemplo de países como Italia, Suiza, Polonia, Rusia o China donde sus gobiernos, en base al principio de precaución y al sentido común, han promulgado valores máximos de exposición cientos de veces más bajos que en España.
Valores máximos permitidos (en microvatios por metro cuadrado) |
BIOINICIATIVA (*) | SUIZA | ITALIA | RUSIA | ESPAÑA |
100 | 42.000 | 100.000 | 100.000 | 4.500.000 |
(*) Límite recomendable según el Informe BioIniciativa de 2007, que sí tiene en consideración los posibles efectos en la salud de la exposición a las radiaciones electromagnéticas a medio y largo plazo (los límites legales en países como España sólo contemplan los efectos a corto plazo).
Es necesario difundir la existencia de la electrosensibilidad, primero para defender los derechos de las personas ya enfermas, y también para prevenir a los demás con el fin de que no la padezcan.
PDF – Electrosensibilidad – artículo publicado en revista «La Eco» n. 51 (Julio de 2008).
AUDIO – Electrosensibilidad – reportaje emitido en «Articulo LaEco ElectrosensibilidadAragón Radio» el 19-11-2010.
VIDEO – Estar conectado puede perjudicar gravemente a la salud – documental Suizo (Mayo de 2017).
Acerca de ELECTROSENSIBILIDAD: el contenido de esta sección (https://medicionderadiaciones.com/electrosensibilidad/) estuvo alojado en el dominio electrosensibilidad.es, desde Febrero de 2008 hasta Abril de 2023, momento en el que ha pasado a formar parte del dominio medicionderadiaciones.com, y ha sido ideado, desarrollado y actualizado progresivamente desde entonces y en lo que está por venir por su autor, Alberto Cela.