Las enfermedades ambientales son desconocidas para la mayoría de la población. Los testimonios de las personas afectadas de electrosensibilidad se convierten en un instrumento valiosísimo de divulgación, sensibilización y comprensión de la enfermedad.

 

 

Testimonio de Alicia Mayo:

¿Cómo se puede vivir siendo electrosensible?

Con gran dificultad, aunque supongo que todo depende del grado de sensibilidad que uno tenga, pues en muchos casos tomar ciertas precauciones podría evitar un empeoramiento.

Hace unos años empecé paulatinamente a notar una sensación que comenzaba en la frente y terminaba en la nuca unas dos horas después (siempre al utilizar el teléfono móvil). Simplemente frecuenté las cabinas más que antes.

Pero hace cinco años alquilé un piso y sólo aguanté allí dos noches. Sentía una gran quemazón y fuerte hormigueo en el cuero cabelludo y despertaba en medio de la noche con náuseas. Fuera estaba bien así que me fui. Lo único diferente de los otros pisos en los que había estado era una antena de telefonía móvil a unos 300 m (a la misma altura) y otra por otro lado un poco más cerca y un poco más alta. Luego sentía quemazón cuando pasaba por debajo de cables de alta tensión, náuseas delante del ordenador… Un año después dejé de tener problemas. Ya no notaba nada.

Dos años después cambié de lugar de trabajo. Los síntomas que llegué a tener a los dos meses fueron: cansancio (sin motivo), quemazón en el cuero cabelludo, dolor de cabeza moderado, hormigueo en la cabeza y en la cara, acúfenos (dolores de oídos), pequeñas náuseas, falta de concentración, dolores oculares, dolores musculares, «calambres» en la dentadura, sensaciones similares a un resfriado (pero que no se tiene)… Todo esto empezó de forma gradual, sin notar nada durante los primeros días pero después aumentaban los síntomas progresiva y rápidamente.

Conseguí que me cambiasen de lugar de trabajo (en las cercanías había antenas de telefonía móvil, transformadores, alta tensión) pero aunque pude estar más tiempo me volví a sensibilizar (con el Wi-Fi). Lo que me hace daño es: Móviles (evidentemente no uso pero «disfruto» de los de los demás), inalámbricos DECT o similar (si hay uno en el piso de arriba, abajo o al lado ya no puedo estar mucho rato), Wi-Fi, antenas de telefonía móvil, ADSL inalámbricos…

También ahora me afecta la electricidad (estufas, ventiladores, fluorescentes, bombillas de bajo consumo, el uso de teléfonos fijos, ordenadores, congeladores, televisores…), con síntomas similares aunque me produce más dolor en los huesos (semejante al reúma, también tengo varios puntos de fibromialgia), pero a mí en particular me resulta más tolerable que las ondas microondas. Soy electrosensible pero sobre todo tengo el “síndrome de microondas”. Si me alejo de inalámbricos, lugares con Wi-Fi, gente utilizando el móvil (harto difícil) y desconecto la electricidad estoy asintomática (aislada y sin utilizar coche, tren, autobús, ni mucho menos aeropuertos).

Todos los que esta enfermedad tenemos sufrimos la falta de reconocimiento oficial, pero también del entendimiento y ayuda de algunos familiares y amigos pero aún así seguimos luchando por sobrevivir.

Cuando me ve alguien, parece que estoy bien y viviendo como el resto de la gente pero lo que no puede imaginar es que para poder caminar un rato por la calle en la ciudad (el nivel de microondas es mayor del que yo tolero), ir al cine alguna vez o estar con otras personas, luego tengo que estar sentada en una silla en el pasillo durante horas con la electricidad desconectada (el único lugar en ciudad ahora mismo donde no empeoro hasta que algún vecino ponga algún inalámbrico DECT o un ADSL inalámbrico que también afecte a este pasillo). Sin embargo casi nadie me ve ahí o cuando durante semanas me aíslo en una aldea sin cobertura y quitando la electricidad. Al estar en otros lugares un rato me estoy sobreexponiendo y teniendo síntomas que los demás no pueden apreciar.

Apagar los aparatos eléctricos (no con el mando), no tener inalámbricos DECT o similar (emiten de forma parecida a una antena de telefonía móvil pero dentro de casa), utilizar el teléfono móvil con menor frecuencia, son cosas que todo el mundo puede hacer y pueden resultarles beneficiosas.

Alicia Mayo Bueno. Gijón (Asturias). aliciamayob@yahoo.es

Foto: XLSemanal.

 

Testimonio de Francisco Román:

Todo empezó en el año 2000 con fatiga, subidas de tensión y la cabeza se me calentaba de vez en cuando, así estuve hasta el año 2004.

En el 2004 empecé ha asistir a consultas de oftalmología en el hospital, debido a que veo destellos de luces de vez en cuando con el ojo izquierdo (como si fuera un flash de luz), me diagnosticaron uveítis (inflamación en el glóbulo ocular), sin saber de donde provenía ni quien me estaba causando la inflamación, la cosa se complicó cuando se disparó la tensión ocular, debido a las gotas para tratar la uveítis,  me operaron de urgencias de glaucoma dos veces sin tener dicha enfermedad, luego mas tarde de cataratas debido a tanto corticoide en gotas, después cada vez que asistía a consultas se me disparaba la tensión ocular y al principio se creía que tenía un problema atmosférico porque sólo me pasaba en sitios cerrados y con más personas como las consultas en el hospital, supermercados, autobuses, cafeterías… etc.

Tuve que ir al internista porque mi oftalmólogo pensaba que yo tenía algo que a él se le escapaba, tras muchos análisis de sangre  y pruebas de todo tipo, se descubrió actividad celebrar donde nadie la tiene, diagnóstico; no hay estudios sobre dicha anomalía.
13-6-2006 empieza el oído izquierdo a darme dolores.

21-2-2007 me hacen una resonancia magnética zona del oído, lado izquierdo, en dicha máquina y durante la prueba empezó a arderme la cabeza por dentro, el pecho empezaba a darme pequeñas punzadas  junto con una fuerte presión en el pecho y aumento en los latidos del corazón y malestar general, pero por suerte cuando ya no podía aguantar mas, acabó la prueba, estuve una semana con malestar en la cabeza junto con un ataque de uveítis en ojo izquierdo , esta prueba creo, que fue la que despertó todo lo que me esta ocurriendo (síndrome de microondas). Sobre esta fecha se creía que tenía un problema atmosférico, mi oftalmólogo ya no sabía que hacerme,  pues empeoraba cuando estaba rodeado de personas en salas de esperas, autobuses, supermercados, reuniones públicas ….etc.

En esa época yo le comento al oftalmólogo que  son los teléfonos móviles los que me están causando todo este daño corporal.

14-4-2008  me manda una Posturagrafía dinámica hecha en un centro audiológico que dio un resultado  normal (el oído me seguía dando problemas).

Y es que perdía la orientación e iba haciendo zig-zag cuando caminaba, pero claro sólo cuando estoy expuesto a la onda electromagnética ó móviles cercanos, si no es así, me siento bien.

16-4-2008  me manda un TAC de oídos. Meses más tarde me intervinieron para ponerme en el oído izquierdo un tubo de aireación que ha motivado una pequeña mejoría pero continuo con molestias en el oído izquierdo y fui intervenido para ampliarme la “ Ventilación “ en las fosas nasales Seno Paranasales y por fin empezaron  a remitir  las molestias del oído izquierdo. La mejoría duro 9 meses y ahora tengo una inflamación que parece crónica en el martillo del oído izquierdo.

En la actualidad intento lo menos posible ir al hospital,  debido a que nadie obliga a las personas que entran en dicho centro, a apagar los teléfonos móviles, incluidos los médicos. A mi oftalmólogo cuando yo entraba en consulta le pedía por favor, que lo apagase.

Decir también que la frecuencia de radio utilizada por el hospital cuya antena tienen en la azotea del edificio, cuando me acerco al hospital, va aumentando la visión borrosa en ambos ojos.

En definitiva apenas salgo de casa, lo indispensable, no puedo entrar en las tiendas a comprar, ni en cines, ni en autobús, taxis debido a los móviles y al GPS del vehículo, trenes, aeropuertos, mítines o aglomeraciones de personas, todos llevan móviles. Por supuesto los teléfonos móviles y fijos inalámbricos, en mi casa, terminantemente prohibidos.

Detecto los móviles desde bastante lejos depende de cómo halla dormido, la hipersensibilidad a la radiofrecuencia llega a un punto el cual yo voy conduciendo mi coche y detecto los controles de la guardia civil antes de verles entre 600 y 700 metros.
En mi cabeza algo me dice que hay una distorsión de ondas que suele ser las emisora de radio que usan.

No puedo estar más de una hora en una zona abierta con mucha gente me dan unas punzadas bastantes fuertes en el lado izquierdo de la cabeza entre el oído y ojo y un dolor punzante en el pecho, se me alterar el ritmo cardiaco.

La  internista que me vio me diagnosticó una posible parada celebral, por la inflamación que tengo en la parte izquierda del cerebro, pues las punzadas que me dan en la cabeza hacen reducir el flujo sanguíneo provocándome pérdida de memoria , dificultad para formar frases hablar y expresarme …etc.

Decir que en el hospital me han puesto en lista de espera para unas supuestas consultas que van a abrir de  medicina Biomédica según la Junta de Andalucía y que se cree que es lo único que me  puede ayudar.
Así que resulta, que según las pruebas médicas yo estoy súper sano, pero yo no me encuentro bien y cada vez tengo menos visión.

Francisco Román. eurorobocop@wanadoo.es

 

Testimonio de Cristina Rueda:

Cristina Rueda

Alrededor del año 2002-2003 empecé a tener diversos problemas de salud… ciática, dolor de cabeza, cansancio crónico, arritmias, insomnio, irritabilidad… que yo achaqué a cualquier motivo menos a la electrosensibilidad. A finales de 2006 la cosa se complicó y me salió una erupción en todo el cuerpo; eran ronchas rojas de forma ovalada, se hinchaban y picaban muchísimo. Eran intermitentes, a veces salían durante unos minutos y en ocasiones duraban hasta media hora. Era constante, día y noche.

Esto duró 7 meses; puesto que yo no utilizo la medicina alopática o química, lo fuí paliando (o eso creía yo) con la alimentación, complementos de vitaminas y minerales, hidroterapia y cualquier cosa que yo creyese que podía ayudarme.

Durante esos meses, me dí cuenta de que cada vez que salía de Barcelona, ya fuese unas horas o un fin de semana, la erupción y el dolor de cabeza desaparecían… hasta que volvía a Barcelona y nada más entrar por la meridiana volvían a aparecer. Ahí me di cuenta de que mi problema era la contaminación electromagnética… de la que había oído hablar a los geobiólogos. Además también descubrí que al otro lado de mi habitación, en la finca de al lado, había un dentista y la máquina de rayos-x la tenía a escasos 2 m de mi cama.

Decidí huir de Barcelona y en pocos meses lo organicé todo para irme a vivir a un pueblito de Girona. Llegué el 17 de julio de 2007 y el 4 de agosto, desaparecieron por completo todos los síntomas, después de solo 18 días sin contaminación!! …y hasta hoy, casi 3 años después.

Actualmente cuando voy a Barcelona, sufro levemente algunos de los síntomas al cabo de varias horas de estar ahí y aunque la erupción no llega a salir, sí que noto pequeños pinchazos en la piel -como pequeñas descargas eléctricas- así como nariz tapada, cansancio y rigidez muscular.

Entiendo que no todo el mundo puede hacer eso tan fácilmente -bueno, tampoco fué tan fácil… me trasladé con 3 niños, 1 perro, 1 gato y cerré mi tienda en Barcelona- por ello es importante proteger la casa de estas radiaciones tan nocivas, mientras no podamos apartarnos de ellas, que sería lo ideal. Si yo lo he podido hacer con mis circunstancias, cualquiera puede. Al fin y al cabo mi salud no tiene precio… ¿y la tuya?

Cristina Rueda. (Gerona). crisdauer@gmail.com

 

Testimonio de Sonia Hernandez:

Fuente: El Faro Digital (Melilla). 25-07-2010.

“Me haría mucha ilusión poder salir simplemente para tomarme un café”Sonia Hernadez con sus padres

Sonia Hernandez sufre electrosensibilidad y sensibilidad química múltiple, dos enfermedades que le impiden desarrollar su vida con normalidad ya que está condenada a vivir aislada.

¿Se imaginan no salir en un año y medio de casa y que ni si quiera estar encerrados en su cuarto les sirva para sentirse mejor? ¿Que la cabeza les vaya a estallar, que su piel se queme como si estuvieran junto a una hoguera o no parar de vomitar, por el simple hecho de dormir cerca del ascensor? Estos son algunos de los síntomas que una persona con electrosensibilidad y sensibilidad química múltiple sufre a diario.

Para conocer la historia de la protagonista de este reportaje acudimos a su casa sin ningún tipo de aparato que llevara pilas o baterías, por lo que la fotografía que se puede ver en esta página se realizó hace cuatro años y fue cedida por la familia, ya que hacerle una supondría un empeoramiento de todos los dolores que padece esta joven melillense.

“Me haría mucha ilusión poder tomarme un café en una cafetería”, afirmó Sonia Hernández. Esta chica de 36 años que entrevistamos en el balcón acristalado de su casa y que tuvo que cerrar con urgencia cuando una ambulancia pasaba bajo la ventana debido al ruido que produjo. “Me conformaría con salir un poco cada día”, aseguró con una sonrisa sincera.

Su madre María del Carmen y su padre José se sienten muy orgullosos de ella, ya que a pesar de las situación en la que viven, “siempre ofrece su mejor sonrisa” y “nunca se queja de nada”.

Origen de la enfermedad

Sonia siempre fue sensible al contacto con los productos químicos, como la lejía, el detergente e incluso el suavizante que después de lavar la ropa se queda impregnado en ella. Tampoco podía ponerse ninguna joya de oro ni de otro metal porque su piel reaccionaba al simple contacto con estos elementos, ni utilizar maquillaje o tinte para el pelo. A pesar de ello, Sonia llevó una vida más o menos normal y trabajaba en una tienda de deporte de dependienta como cualquier joven melillense.

Hace unos tres años se mudó a una nueva casa con sus padres, un precioso piso cerca del estadio Álvarez Claro, amplio y con mucha luminosidad. Pero lo que debería haber sido una mejora en la calidad de vida de esta chica a acabado siendo un calvario para toda la familia.

Cerca de la casa hay un generador, una de las posibles causas de que la sensibilidad del cuerpo de Sonia haya aumentado hasta límites que no podemos imaginar.

Todo comenzó con vómitos, diarreas, dolores de cabeza y sensación de quemazón, pero ¿por qué su cuerpo reaccionaba de esta manera? Sonia observó que cuando se sentaba frente a la televisión sentía como si se estuviera quemando por todo el cuerpo. También sentía lo mismo al estar junto a una luz, al pasar bajo las farolas o al arrimarse a la cocina, donde siempre hay un gran número de electrodomésticos encendidos.

Así, su cuerpo empezó a reaccionar cada vez de forma más violenta frente a las exposiciones ante los aparatos eléctricos, entre los que se incluyen los relojes de pilas, un teléfono móvil o una videoconsola portátil.

Diagnóstico

Que son imaginaciones suyas o que está loca son algunas de las frases que ha tenido que escuchar Sonia de varios profesionales sanitarios que tras probar con medicamentos, psicólogos y psiquiatras no daban con una explicación a lo que le estaba sucediendo.

Estos momentos fueron muy duros para ella, ya que nadie comprendía lo que le pasaba e incluso se llegó a plantear si realmente estaba loca.Muchos días se ha sentido sola y no ha encontrado el apoyo de nadie a excepción de sus padres, ya que muchos de sus amigos han dejado de visitarla. Por fortuna ahora cuenta con el apoyo de alguno de sus vecinos que están ofreciendo toda su ayuda a la familia.

Las visitas a los médicos se hacían interminables, hasta que la dermatóloga y experta en enfermedades raras, Concepción Rodríguez Paez, detectó que Sonia tenía sensibilidad química múltiple y que había derivado en otra enfermedad poco común, la electrosensibilidad.

Tratamiento

La única posibilidad de que Sonia deje de sufrir es vivir alejada de todo tipo de electricidad y de los productos químicos, es decir, estar en un campo aislada y comer sólo lo que pueda producir de la forma más natural posible.

Actualmente, en la casa vive con sus padres y sin ningún tipo de aparato eléctrico. Nunca se encienden las luces, se pone una radio o se enciende el calentador, ya que el gas tiene efectos inmediatos de rechazo para ella.

Sonia duerme en un colchón especial sobre arena y tiene un recipiente con más arena para meter los pies y así eliminar la electricidad estática que genera nuestro propio cuerpo. Tampoco puede encender velas porque no soporta su olor o dar una abrazo a su madre porque también sufre dolores.

Leer e ir a la playa

¿Cómo es su vida? Sonia se ducha con agua fría, sólo come cosas naturales y cuando se encuentra bien pasa la mayor parte del tiempo leyendo libros y haciendo sudokus. Aunque también tiene que tener cuidado con estas actividades, ya que el papel debe ser lo más blanco posible para evitar alergias.

También intenta ir a la playa para estar en contacto con la arena y con el agua del mar que alivian sus dolores durante unas horas. No obstante, al ir en coche es un mal trago, ya que suele ir vomitando todo el camino hasta que llega a la orilla, y está alejada de los vehículos, de sus motores y de sus humos.

Así, son estos momentos cuando su madre aprovecha y pone la lavadora. Además, no puede ir al hospital y cada vez que se encuentra peor o necesita hacerse pruebas, los enfermeros o médicos tienen que ir hasta su casa.

La familia necesita más comprensión y apoyo económico. Hoy en día reciben la comida de Servicios Sociales, ya que esta casa no se puede cocinar o tener refrigerado ningún tipo de alimento. Pero a Sonia sólo le han reconocido un 42% de minusvalía, algo totalmente incomprensible cuando depende por completo de sus padres para cualquier cosa y nunca podrá trabajar, ya que ni si quiera en su habitación está a salvo de sufrir dolor.

La familia a vuelto a solicitar una revisión del expediente y esperan que en algún momento un juez sea capaz de reconocer la dependencia de Sonia, que ni si quiera puede acogerse a la Ley de Dependencia porque puede moverse por sí misma.

Por otro lado, tener una tarjeta de minusválidos les favorecería a la hora de aparcar lo más cerca de la playa. Tanto ella como sus padres sólo esperan un poco de comprensión por parte de sus vecinos y amigos.

 

Testimonio de Minerva Palomares:

Fuente: Faro de Vigo. 26-10-2011.

—¿Cómo descubrió que era electrosensible?

—Enfermé, me sentía muy enferma, cuando tuve el primer brote yo no sabía nada de lo que me pasaba, simplemente me encontraba muy mal, me llevaban en brazos al médico porque no podía estar de pie, tampoco sentada tiempo en una silla, son todos los síntomas que ahora padezco cuando estoy muy expuesta: dolor de cabeza, un fuerte cansancio, confusión mental, malestar general, náuseas, pérdida de memoria. Pero hay muchos grados, hay personas que solo sufren dolor o cansancio, o una nebulosa mental… Para mi fue un milagro descubrir que era electrosensible y poder volver a pensar con claridad, recuperar el cerebro.

—¿Cuándo empezaron los síntomas?

—En 1996, después de un verano, de repente no me podía levantar de cama, incluso al inicio no podía ni describir los síntomas, que además aparecían de cero a cien, solo estaba muy asustada y no sabía lo que me pasaba.

—¿Había estado particularmente expuesta a radiofrecuencias?

—Con el tiempo he descubierto, años después, que había temporadas que estaba bien o muy mal, y cuando me diagnosticaron comprobé que si tenía que ver con casas en las que yo vivía, eran casas que irradiaban, cerca de antenas, entonces sospecho que en la primera casa conectaron en ese momento una antena que sigue ahí.

—¿Están familiarizados los médicos con estas dolencias?

—No, por desgracia en España no caen en esta problemática, te tratan, prueban con medicaciones y vas a peor….

—Ha sido la primera persona que ha ganado una sentencia por incapacidad…

—Básicamente es que desde que empecé los problemas de salud no he podido cumplir adecuadamente en mi trabajo, he tenido la suerte de tener un puesto en la administración y gracias a eso no estoy en la calle debajo de un puente porque muchas personas con mis problemas de salud viven un drama, situaciones dramáticas, en la empresa privada sencillamente me habrían echado y mucho más si la medicina oficial no te da respuestas, estas perdida. Mi batalla fue porque muy al final fueron años malos, empezó todo el despliegue masivo de wi-fis en interiores, teléfonos inalámbricos… Y ya aun sabiendo el problema e intentando evitarlo no podía pasar 8 horas en un sitio irradiado, por lo que inicie esa batalla para que se reconociese mi problema de salud.

—Tampoco le resultará fácil la vida cotidiana en general…

—No, ahora mismo me tendré que ir de mi casa aunque mis vecinos hacen un esfuerzo por no conectar cosas pero siempre pueden conectar algo, como un aparato para bebés que necesitan realmente, y yo lo entiendo, pero tiene un nivel de radiación con el que no puedo vivir. A no ser que encuentre una alternativa, aparatos que reducen un 90% radiación, si consigo encontrarlo porque no lo hay en España, pero cada día me ponen un límite más difícil y ya no se donde puedo vivir.

—¿Qué tipo de telas viste?

—Son telas de protección de radiofrecuencia fabricadas seguro inicialmente para el ejército, para que no penetren las ondas de radiofrecuencia y me da muchísimo margen, desde que lo tengo más capacidad para estar en un sitio más protegida, pero es muy relativo: si aumenta tanto la radiofrecuencia en todos los sitios al final no hay fácil protección.

—¿Qué medidas de prevención puede adoptar una persona que no tenga sus niveles de sensibilidad?

—La gente normal puede adoptar medidas preventivas, no podemos someter al organismo a exposiciones que no sabemos si nos van a pasar factura, yo recomendaría no tener teléfonos inalámbricos (que están 24 horas radiando), preferiblemente teléfono de cable o si no ecológicos. ¿El wi fi? Preferiblemente por cable o el sistema PLC que da cobertura de Adsl por la corriente eléctrica o el cable de red de toda la vida. Si alguien vive frente a una antena de telefonía y tiene síntomas que podrían asociarse a la exposición hay que ver personalmente la posibilidad de aislarse: he conocido personas que tenían problemas de salud, ellos mismos han aislado (eso si, sabiendo muy bien por donde está entrando a partir de un estudio) y apantallado la zona, con lo que reducimos, pero a priori no hay una sola solución, hay que verlo sobre la marcha.

 

Testimonio de Iker Iriondo:

Fuente: Diario Deia. 15-08-2011.

 

«No puedo dormir, me canso… mi vida diaria es un infierno»

Lleva callando muchos años, «sin embargo, al final tienes que dar el paso de contarlo. Tienes que luchar, si tienes que contar tus penas, pues ¡qué se le va a hacer! Pero tenemos derecho a hacer una vida digna y esta cantidad de ondas eletromagnéticas nos destrozan la vida».

Dígame ¿cómo lo lleva?

Llevo ya siete años con este problema y no puedo más. Me he estado diciendo: Ya aguantaré, venga, un poco más …, siempre con un cansancio crónico, con insomnio, con varios tipos de síntomas, siempre escapándome de las fuentes de emisión. Atajaba los dolores de cabeza con paracetamol y palante, intentaba descansar al máximo…, pero llega un momento en el que el cuerpo no se recupera.

¿Qué se puede hacer?

Lo que, de momento, nos dicen los médicos de Suecia -el primer país que aceptó la electrosensibilidad como causa de baja laboral- es que lo único que podemos hacer es apartarnos de esta radiación. Eso mirando a Suecia, que está a la vanguardia porque es el país donde tienen los mejores especialistas y donde los enfermos son atendidos, encuestados, analizados… Alejarnos de la radiación es la única posibilidad de que el cuerpo se recupere un poco.

Pero es imposible esquivar las ondas. Hay redes wifis por todas partes, la gente va conectada por la calle a algún cacharro.

Por eso nuestra vida diaria es un infierno. Estamos desesperados, esperamos que alguien nos tenga en cuenta, nos escuche… pero tengo la sensación de que no lo saben. Sentimos que nuestros derechos están muy restringidos. De momento, no vemos que se nos ayude.

¿Cómo es su día a día?

Ahora en vacaciones no puedo salir, no puedo ir a la playa, a la mayoría de los montes tampoco, no puedo estar en la calle, hago las compras y escapo a todo correr, hago lo que tengo que hacer y me vuelvo a casa rápido, estoy fuera lo mínimo posible para minimizar las consecuencias de esa salida. Estudio los caminos por donde menos contaminación hay, o que menos problemas me pueden causar, y procuro ir por ahí para no cargarme de mucha radiación. Y eso que soy consciente de que estoy sometido a ella, a pesar de saber que luego voy a estar muy mal, que no voy a poder dormir, que mi estado de salud va a empeorar. Psicológicamente también es muy duro. Y físicamente te faltan fuerzas, te metes en la cama y parece que la cabeza te estalla, con un sonido continuo y ese zumbido es como si te hiciera temblar todo el cuerpo.

¿Usa el transporte público?

Viajar en transporte público es muy complicado, procuro cogerlo en horas en las que haya pocos viajeros porque los metros, autobuses, trenes son estructuras metálicas y aunque no haya personas hablando por el móvil, solo las señales ya son nocivas. Como son muy fuertes, si vas en un espacio cerrado, rebotan y no salen y nos dañan muchísimo. Notas enseguida el mareo, el dolor de cabeza… Igual tardas tres días en recuperarte porque has tenido que salir un rato. Así que procuro ir solo a sitios muy controlados donde sé que hay poca radiación. De momento, no encontramos otra salida. Es triste estar en la cama sin poder levantarte, tener que hacer cosas y no tener fuerzas.

¿Tiene la sensación de que su situación puede mejorar? Es que las radiaciones están teniendo un crecimiento ilimitado.

Esto va a más y va a ser muy perjudicial. Porque los operadores de telecomunicaciones no demuestran que es inocuo, sino que están pidiendo a los científicos y a los organismos sanitarios que demuestren que es dañino. No se está regulando nada, suben la potencia, suben las frecuencias, meten señales por satélite… El despliegue de aparatos se está haciendo a lo bestia, lo están cubriendo absolutamente todo. Y pedimos que el despliegue no se haga de esta manera irracional y que nos den una salida, un sitio sin radiación. No podemos vivir metidos en casa, con problema laborales y en un entorno tan nocivo. Que nos dejen una zona sin antenas para recuperarnos y comprobar si el cuerpo puede regenerarse.

 

Testimonio de Philippe Tribaudeau:

Ex-profesor de tecnología, es el primer “electrohipersensible” reconocido por la justicia francesa, tras la sentencia del año 2024.

 

 

Flores


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