El juzgado de lo Social 2 de Lleida ha concedido la incapacidad permanente absoluta a un leridano de 49 años que padece sensibilidad electromagnética grave. Es decir, no puede estar en contacto directo con ondas magnéticas (ordenadores y móviles, entre otros aparatos), lo que le ocasiona, además, el síndrome de fatiga crónica.
Se trata del primer caso de este tipo que trasciende en Ponent. El juez condena a la Seguridad Social a abonar al demandante, representado por el abogado Josep Miquel Moragues, una pensión equivalente del 100% de la base reguladora de 3.246 euros al mes desde el 2 de febrero de 2022.
La jueza ha analizado el caso después de que el hombre, que era encargado de obra de una empresa constructora, presentara una demanda al denegarle la Seguridad Social, a través del tribunal médico, la incapacidad.
La jueza argumenta en el fallo que “de los informes médicos se evidencia que la pluripatología que padece no solo le limita funcionalmente para la realización de su profesión habitual de encargado de obra que precisa determinados esfuerzos, deambulación y bipedestación, dada la mala tolerancia a esfuerzos repetitivos máximos y submáximos, sino que se objetivan limitaciones que le impedirían realizar incluso trabajos sedentarios y livianos con un mínimo de eficacia y rendimiento, ya que le afectan en la esfera neurocognitiva (memoria episódica y funciones ejecutivas)”.
Añade que presenta estas patologías “posiblemente debido al síndrome de sensibilización central, sensibilidad química múltiple y electrosensibilidad. Así como la intolerancia a olores químicos ambientales próximos y a las ondas electromagnéticas, que a la mínima exposición le provoca cefaleas, y a su vez le provoca intolerancias farmacológicas”.
Así, concluye que “puestas en relación las limitaciones funcionales provocadas por la polipatología padecida por la parte actora, se produce una situación incapacitante para la realización de cualquier trabajo con un mínimo de continuidad, profesionalidad y eficacia, por lo que procede declararle afecto de una incapacidad permanente absoluta”. La sentencia se puede recurrir ante el TSJC.
Hasta aquí el extracto de la noticia publicada en Segre, el 12 de Octubre de 2024.
Sentencias anteriores
El 23 de mayo de 2011, Minerva Palomar se convertía en la primera trabajadora en España a la que un juez ha concedido “la incapacidad laboral permanente y absoluta” por síndrome de hipersensibilidad electromagnética y ambiental, dotándola con una pensión equivalente al cien por cien de su sueldo.
A este caso le siguió el de Ricardo de Francisco, ingeniero de telecomunicaciones, en Julio de 2016; el de Joaquín Sanz, técnico superior de sistemas y telecomunicaciones, en Diciembre de 2018; y el de un técnico en radiología de Barcelona, en Mayo de 2021.
La resolución del Parlamento Europeo de 2009
El Parlamento Europeo en su resolución de Abril de 2009 (ver punto 28) “pide a los Estados miembros que sigan el ejemplo de Suecia y reconozcan como una discapacidad la hipersensibilidad eléctrica, con el fin de garantizar una protección adecuada e igualdad de oportunidades a las personas que la sufren”.
El ejemplo de Suecia
En Suecia, que fué el primer país que aceptó la electrosensibilidad como causa de baja laboral (invalidez física), se hacen numerosas adaptaciones para aquellos que están afectados. Esas adaptaciones incluyen sanear sus hogares con respecto a las radiaciones electromagnéticas (por ejemplo, reemplazar los cables eléctricos normales por cables blindados; substituir la estufa eléctrica por una estufa de gas; usar pinturas protectoras en las paredes y techos; aplicar vinilos especiales en las ventanas para minimizar la penetración de las microondas desde el exterior, etc.). Si estas medidas no fueran suficientes, las personas pueden alquilar cabañas especiales en el campo, lejos de la exposición a la contaminación electromagnética.
Además algunos hospitales tienen salas especiales donde las radiaciones electromagnéticas se minimizan a niveles de exposición muy bajos para que las personas discapacitadas por los campos electromagnéticos puedan acceder a la atención médica.
Los empleados también tienen derechos legales a recibir apoyo de su empleador para que puedan trabajar a pesar de su discapacidad. Por ejemplo, pueden conseguir ordenadores de bajas emisiones, reemplazar las luces fluorescentes por bombillas incandescentes; reemplazar los teléfonos inalámbricos por teléfonos con cable, etc. También tienen disponibles automóviles especialmente diseñados para que las personas con electrohipersensibilidad puedan desplazarse entre su casa y el trabajo.
¿Habrá pronto un reconocimiento en España?
Tal y como dije en su día en la entrevista que me hizo Iker Jimenez para su programa Cuarto Milenio Zoom hace ahora 8 años:
«Ojalá el gobierno hiciera aquí algo así y los electrosensibles no tuvieran que pedir bajas por juicios sino que fuera un derecho».
Lo pueden volver a ver a continuación en mitele (un poco antes de finalizar el minuto 12):