Iniciamos el Blog de Medición de Radiaciones con la noticia del estreno el pasado día 3 de Marzo en cines, y el próximo 3 de Abril en plataformas online del documental Electric Malady, sobre un caso crítico de hipersensibilidad a radiaciones electromagnéticas.

A continuación podemos leer una parte de la entrevista a Marie Lidén, la directora de “Electric Malady», publicada en La Estatuilla.

¿Qué harías si tuvieras que aislarte del mundo y dejar todo aquello que amas? ¿Si de la noche a la mañana pasaras de ser una persona común y corriente a un ente oculto en la oscuridad tras capas de cobijas para protegerse del mundo exterior? Honesto, empático e hipnotizante, “Electric Malady” es un documental que cuenta la historia de William, un hombre con electrosensibilidad que, desde hace casi una década, vive encerrado en una cabaña en medio de la nada con la esperanza de encontrar una solución a su problema.

Con mucho cariño y una estética que nos hace sentir como en un mundo de fantasía, la directora Marie Lidén nos presenta en su ópera prima un mundo desconocido para muchos. En esta entrevista nos cuenta los múltiples retos que representó este proyecto, desde un duro proceso de financiamiento hasta dudas éticas sobre cómo abordar el tema.

A través de su compromiso y tenacidad (su comunicación con William, por ejemplo, se manejó por medio de cartas escritas por años debido a que él no podía acercarse a un teléfono), Marie Lidén nos comparte varios consejos para nuevos cineastas y la historia de un rodaje que, así como el personaje que retrata, fue impulsado por la esperanza y el optimismo.

Tú has dicho que ser alguien diferente, una extraña, ha moldeado los temas hacia los que te sientes atraída en tu trabajo. La historia de William es la de un extraño: ¿cómo llegaste a ella? ¿Cómo lo conociste y dijiste: “quiero contar su historia al mundo”? Y, más importante aún: ¿cómo lo convenciste de compartirla?

Puse un anuncio en un periódico que va a mucha gente electrosensible en Suecia y dije: “Mi mamá padeció esto y quiero hacer un proyecto sobre ello, entonces estoy buscando historias”. Fue allí cuando el padre de William me llamó: estuvimos mandándonos mensajes por teléfono por un tiempo y decidí ir a verlo.

Ver a William por primera vez es muy impactante, y al comienzo estaba nerviosa por eso, pensé: “No puede ser, el personaje es muy extravagante y la gente no le va creer cuando lo vea, porque es demasiado llamativo”. Pero después de estar con él como una hora, dije: “Este hombre es maravilloso, es tan divertido y consciente de sí mismo”. Creo que también fue su historia lo que me atrapó: había tres bibliotecarios en el mismo lugar donde trabajaba, y en tres meses todos desarrollaron electrosensibilidad. Su relato era muy creíble.

Lo cierto es que al inicio la película iba a ser diferente, iba a tratar sobre mi propia historia, mi propia experiencia de cómo afecta esto a una familia, de cómo afecta a una niña. Creo que por eso estuve atraída a la familia de William, porque usaban la esperanza y el amor para superarlo y mantener su espíritu en alto, lo cual me parece muy admirable. Exploré muchos personajes diferentes, pero siempre terminaba regresando a esta familia.

Hay mucha controversia alrededor de la electrosensibilidad, pero tú tomas un acercamiento personal, te enfocas en el amor y cómo vive, más que un enfoque médico o científico. ¿Fue esta siempre la idea o hubo algún punto en el que pensaste hablar de  este padecimiento desde otro punto de vista?

De hecho, esta película fue increíblemente difícil de financiar porque es un tema muy controversial y todos me seguían diciendo: “Necesitas tener más ciencia, si le pones  más ciencia tal vez te demos el dinero”. Entonces, intentamos varias veces entrevistar científicos, meter otros acercamientos de este tipo, pero nunca funcionó, y yo nunca estuve interesada en ello. Simplemente no era yo, no quedaba bien.

Creo que con este tema depende mucho de dónde investigues: si vas en una dirección parece la mayor conspiración del mundo, y si vas por otro lado puedes decir, “¡Oh! Tal vez solo pasa en su mente”. Digo, tal vez haya gente que solo finge, pero hablé con tantas personas, sobre todo cuando puse el anuncio; estuve tan abrumada por las respuestas, tenía dos asistentes y no podíamos escribirles a todos. Entonces, sea real o no, hay mucha gente que está sufriendo por esto: su dolor es real, tan real como para dejar la sociedad y ponerse en situaciones difíciles y en aislamiento. A veces es muy fácil ignorar a la gente, no tomarla en serio y decir todo está en su cabeza, y creo que en este caso hay una línea muy delgada entre algo mental y algo físico.

Creo que era importante para mí ir por ese proceso de intentar justificarlo científicamente, porque al final me hizo regresar al inicio, pero más convencida de que este era el camino correcto.

La película en general se siente como de ensueño, como de otro mundo, pero hay partes, particularmente cuando William está más deprimido, donde todo es mucho más terrenal. ¿Cómo balanceaste este tono? ¿Fue tu intención desde el inicio darle esta sensación de cuento folclórico moderno o fue algo que se dio en el proceso?

Al inicio usamos cámaras de manivela porque estábamos tratando de encontrar una manera de grabarlo que no lastimara a William, y cada vez que tratábamos de hacer una cámara más grande, se enfermaba. El sonido también fue muy difícil, tratamos de usar espejos, la cámara hacía mucho ruido. De toda esta experimentación vino mucho de ese sentimiento, porque el celuloide tiene esta textura y estética, pero también de cuando ves a  William, y se lo he dicho muchas veces: es tan hermoso, este pulpo o medusa gigante, como un fantasma que se mueve de manera etérea en esta prisión, en esta jaula, en medio de este gran bosque. Hay algo increíblemente triste, pero también hermoso: es muy metafórico.

La verdad yo no lo inventé, esta idea de que es un cuento folclórico moderno ha venido más de quienes ven y escriben de la película; pero sí lo es, es lo peor que te podrías imaginar: tener que aislarte de esta forma; aunque puede ser muy romántico para muchos encerrarse en el bosque y alejarse de la sociedad, para William no es una elección: él es un hombre muy sociable, ama la música, la política y las películas.

Supongo que vino del proceso, porque la película comenzó como algo diferente pero terminó siendo otra cosa.

¿Qué precauciones tomaste al grabar la película para no lastimarlo? ¿Hubo alguna parte del proceso en el que el estuvo incómodo con la grabación y todo lo que ésta implica?

Hicimos varias pruebas y encontramos una manera para causarle el menor daño posible. Aun así, cada vez que grabábamos, él tenía que recuperarse al día siguiente. Lo cual es muy extraño como cineasta porque de alguna forma estás lastimando a tu personaje, pero obviamente él quería hacer esto y  él tomó la decisión de participar aun con los efectos, porque para él también era importante: quería contar su historia. Entonces nos aseguramos de hacerla sin lastimarlo mucho o sin causar mucho daño.

Pueden leer la entrevista completa en:

En mi opinión como afectado grave de hipersensibilidad electromagnética (he estado igual o peor que la persona del documental, y he conseguido mejorar progresiva y notablemente mi condición), pienso que en las fases más críticas de la enfermedad puede ser necesario aislarse de cualquier tipo de contaminación electromagnética, pero a continuación siempre hay que proporcionar a la persona afectada información objetiva acerca de su problema.

Por último la persona con electrosensibilidad debería saber que existen de soluciones prácticas, como las que yo he ido desarrollando, tanto para proteger las viviendas y/o lugares de trabajo, como para fortalecer el propio cuerpo y la mente con determinados protocolos de alimentación y medicina natural.

♦ ¿Quiere saber más sobre el síndrome de hipersensibilidad electromagnética y sus soluciones practicas?. Visite nuestra sección: electrosensibilidad